domingo, 6 de noviembre de 2011

“Huevos de serpiente y lenguas de dragón” (6) (Schlangeneier und Drachenzungen)

Fósiles usados por la medicina popular y la magia defensiva, antes de 1950, en Austria y algunas zonas limítrofes, de países vecinos (Continuación, 6ª parte)

Autor del texto original, en alemán, Dr. Julius Georg FRIEBE, del Museo de la Naturaleza del estado federal de Vorarlberg (Vorarlberger Naturschau), en Dornbirn (Austria).Traducción y adaptación al español, del texto original alemán, realizada por Heraclio ASTUDILLO-POMBO, Dept. de Medi Ambient i Ciències del Sòl, Universitat de Lleida.
Creencias y prácticas populares relacionadas con algunos tipos de fósiles, considerados como “piedras curativas” (Heilsteine) o “piedras protectoras” (Schutzsteine) (1)


Introducción


A continuación trataremos sobre los supuestos efectos virtuosos que fueron otorgados, a algunos fósiles en los tiempos antiguos, desde la época medieval (s. X) hasta los inicios de la época moderna (s. XVII). Los ejemplos expuestos se limitan, única y exclusivamente, a ciertas zonas de Europa Central, las tradiciones populares, del mismo tipo, que son propias de otras zonas geográficas más alejadas, no han sido consideradas en este trabajo.

A menudo, los historiadores de la medicina y de la farmacia, han subestimado la posibilidad de que, en siglos pasados, los fósiles que eran encontrados en la naturaleza, pudieran haber sido usados con finalidades preventivas, como “piedras defensivas ” u objetos mágicos de protección de la salud (amuletos) o que hubieran podido ser usados con finalidades terapéuticas, como “piedras curativas” o remedios específicos de sanación.

Como, antiguamente, no era conocido el verdadero origen orgánico de los fósiles, ni hubieran podio comprenderse los complejos procesos de fosilización que los habían originado, la mentalidad popular dedujo su probable origen, a partir de la forma exterior o/y de alguna otra característica externa como la presencia de ciertas marcas, de esta manera unos tipos se relacionaron con los influjos petrificantes procedentes de ciertos astros, otros con piedras meteóricas y otros se asociaron con "petrificaciones" legendarias de determinadas partes de animales, de vegetales, de humanos, de monstruos o de objetos artificiales diversos.
La forma exterior característica de ciertos tipos de "piedras figuradas" y "petrefactos" (fósiles), también servía para determinar las posibles virtudes que poseían y, por tanto, los previsibles usos protectores o tereapéuticos que deberían dárseles, todo esto estaba relacionado con el viejo principio de la antigua “medicina simpática”: “Similia similibus curantur”, es decir, la materia medicinal de procedencia mineral, vegetal o animal, servirá para curar aquellos órganos o dolencias, cuyo aspecto resulte semejante al de la "piedra", de tal manera que, generalmente ¡las semejanzas en la forma, textura y/o color, o algunas creencias supersticiosas, determinaban la aplicación específica para cada tipo de fósil!


Las "Lochsteine" (
“Piedras agujereadas”) o "Drudensteine" (“piedras de las Druden")

En la región montañosas de Salzburgo, antiguamente, a las piedras agujereadas por procesos naturales, se las llamaba genéricamente “Lochsteine”, pero también se las conocía, en relación con su uso supersticioso, como “Drudensteine”, es decir “piedras de los Druden" unos espíritus femeninos nocturnos, malignos”.
Esta denominación incluía rocas de muy diferente naturaleza, en cuanto a composición mineralógica y origen geológico, el único requisito 
imprescindible para recibir tal nombre, era la presencia de un agujero que se hubiese formado de forma completamente natural.
A pesar de este requisito, en esta categoría, también se incluyeron las hachas prehistóricas, de piedra tallada que, a veces, habían sido perforadas artificialmente, pero antiguamente se creyó que eran los “martillos de Donar” (Donnerstein), lanzados desde las nubes tempestuosas, por el dios germánico del trueno, es decir se las creía auténticas “piedras de rayo”.

Un canto rodado, con su agujero natural, hallado casualmente, ya podía ser usado como piedra protectora durante el sueño.
Imagen:
http://www.fotothing.com/PaganGirl/photo/5cea8216394aef4207536c90b02b4cba/


Antiguamente, las “Lochsteine” se utilizaron, por toda la zona alpina germanófona, como “Drudensteine”, un tipo de amuleto, para protegerse de cualquier malestar o accidente nocturno, ocurrido en el dormitorio, que siempre se suponía que había sido causado por intervención de las "Druden" un tipo de malos espíritus femeninos, típicos de las regiones alpinas de cultura germánica, que actuaban de noche causando enfermedades, pesadillas horribles e incluso asfíxias mortales y que, según los distintos lugares, se asimilaban con brujas, elfas maléficas, espectros o fantasmas, duendes o demonios, de sexo femenino.
El uso de piedras agujereadas como amuleto repelente de los Druden, derivaba de la creencia de que este tipo de malos espíritus nocturnos, para entrar en un dormitorio o en otras estancias, siempre con la intención de causar mal a los humanos o a los animales domésticos que se hallaban guarecidos en ellas, nunca utilizaban las puertas o ventanas, aunque estuvieran abiertas, pues sentían una atracción irrefrenable a penetrar, a través de los pequeños agujeros existentes, tales como los "ojos" de las cerraduras de puertas, los agujeros o las pequeñas grietas de las paredes. Aprovechándose de esta conducta de los Druden, se creía que se les podía atraer, someter y repeler, por medio de falsos agujeros, consistentes en “Lochsteine” o “Drudensteine”, dispuestas estratégicamente, muy cerca del lecho, para distraer su atención de los durmientes humanos a los que pretendían atormentar, enfermar o matar.

Hasta principios del siglo XX se creía que las “Drudensteine” atraían a los Druden hacia su agujero, obligandolos a atravesarla, de forma irrefrenable y compulsiva, una y otra vez, sin poder parar, hasta el agotamiento o hasta la salida del sol, obligando al Druden a huir, de manera que el humano quedaba a salvo de sus malas o motíferas intenciones.
Pintura del artista suizo Johann Heinrich Füssli titulada "Der Nachtmahr" (La pesadilla) en la que se representa, gráficamente, la creencia popular sobre la supuesta acción de un espíritu maligno, perturbando el sueño nocturno de una mujer durmiente.
Imagen:
http://es.wikipedia.org/wiki/Johann_Heinrich_F%C3%BCssli


Se creía que una “Lochstein” o “Drudenstein”, colgadas por encima de la cabecera de la cama, eran una protección infalible, para no padecer de muerte súbita por asfíxia, ni terrores nocturnos o horribles pesadillas, pues los malos espíritus que se suponía que eran sus causantes quedaban anulados, seducidos por el agujero de la piedra y se olvidaban del humano. En aquella época se creía que todos los graves trastornos del sueño, antes mencionados, eran causados porque los Druden se sentaban encima del pecho del durmiente, dificultándole la respiración, impidiéndole el descaso, provocándoles horribles i angustiantes pesadillas e incluso contándoles completamente el aliento y causándoles la muerte por asfíxia.

También se llego a creer que la inflamación del borde del párpado (orzuelo) se podía curar, por medio del simple hecho de mirar, con el ojo afectado, a través del agujero de una de esas piedras perforadas, supuestamente prodigiosas. Quizá porque se creía que el orzuelo era un tipo de dolencia inflingida por los Druden, y de la misma manera que a ellos se les podía atraer hacia el orificio de la piedra, tambén se podría atraer el mal provocado por ellos que inflamaba el párpado. De manera que éste fue otro uso curativo, muy común en la zona alpina, que también se dio a las piedras llamadas “Lochsteine” o “Drudensteine”.
Aspecto de un ojo afectado por un Orzuelo interno (Chalazión), en estadio inicial, en el párpado izquierdo.
Imagen http://es.wikipedia.org/wiki/Orzuelo

La minoría de eslovenos que vivían en la región austriaca de Carintia, llamaban de forma distinta a estas piedras agujereadas, denominándolas "Schlangenstein", es decir, “piedra de serpientes”, desconocemos en qué característica o creencia, se fundamentaban los eslovenos carintios para darles este nombre, pero en otras regiones de cultura germánica, esta misma denominación, se les daba a los amonites, por su parecido con una serpiente petrificada, enrollada sobre si misma.

En las poblaciones alpinas, también se creía que la leche que se había vertido, haciéndola pasar a través del agujero de una de estas piedras, adquiría virtudes curativas y se convertía en un buen remedio para tratar las “convulsiones infantiles", un término genérico usado para denominar una gran diversidad de dolencias neurológicas infantiles, caracterizadas por la inesperada aparición de episodios de contracciones musculares, involuntarias, muy violentas y de duración muy variable. Una de estas enfermedades es la epilepsia infantil. 


Aspecto de un niño afectado de convulsiones, en este caso en dos de las fases de una crisis epiléptica infantil. 
Imagen: http://laepilepsiablog.blogspot.com/2011_04_01_archive.html


También Johann Conrad Gessner médico, naturalista, bibliógrafo y polígrafo suizo, del siglo XVI, hace alusión en su obra De Omni Rervm Fossilivm Genere (1565), a otro uso mágico o supersticioso, de las piedras agujereadas, en su Suiza natal, donde eran usadas en medicina veterinaria para tratar la mastitis en las vacas lecheras:

"Estas piedras agujereadas son buscadas por mujeres supersticiosas, en los pedregales de los ríos y torrentes , motivadas por la ingenua creencia de que si se hace pasar el primer chorro de leche que brota de las ubres de las vacas que dan leche contaminada con sangre, a través de los agujeros de estas piedras, cuando se las ordeña, luego de hacerlo, se curaran de esta enfermedad." (Gessner, 1565, citado por Lüscher, 1968)
Ubre de vaca con una grave infección, causante de una mastitis aguda, se puede observar el aspecto claramente sanguinolento de la leche que le hace perder todo su valor comercial.http://albeitar.portalveterinaria.com/noticia/4883/

En diversas zonas alpinas, de cultura germanófona, también se colgaron “Lochsteine” o “Drudensteine”, en el interior de los establos, para proteger a las caballerías de accidentes y enfermedades de aparición nocturna, supuestamente causadas por los Druden. Con una finalidad defensiva, semejante, el mismo tipo de piedras, también se colgaban en el interior de los gallineros, en la creencia que tenían capacidad mágica para proteger de enfermedades a gallinas, gallos y pollos. Pero en esta forma de uso particular, a las piedras agujereadas no se les llamaba Drudenstein sino que se las denominaba «Hühnergötter», es decir "dioses (protectores) de las gallinas", nombre popular que indicaría, como en los demás casos anteriores, un antiguo origen litolátrico y pagano, para estas costumbres rurales alpinas, muy anteriores a la tardía cristianización de los territorios montañosos.
Lámina antigua, mostrando diversas razas o variedades de gallinas y gallos. Antiguamente, las aves de corral constituían un importante patrimonio como fuente de carne y huevos que había que protegerhttp://www.retrobibliothek.de/retrobib/seite.html?id=108314


El origen orgánico del agujero, en muchas de las piedras de este tipo, es la razón que nos ha llevado a incluir las "piedras agujereadas", entre aquellos fósiles que fueron usados como amuletos y como remedios curativos, aunque en el momento de su uso ya no contengan el fósil que les dio origen.


Cuando las piedras agujereadas son de naturaleza calcárea (areniscas y calizas), con bastante frecuencia, el responsable del agujero, ha sido un ser vivo, ya sea por excavación de su madriguera o por deposición de sus restos.
En algunos casos el agujero se debe a que, hace millones de años, un pequeño crustáceo excavó una galería en el blando sustrato, arena o lodo calizo, del fondo del mar que, entonces, existía en esta zona, para construirse una madriguera en donde refugiarse. Más tarde, la galería se habría rellenado con un material margoso, mucho menos consistente que el resto. Este material de relleno, al ser menos resistente a la erosión y la meteorización, habría sido la víctima perfecta, para la destrucción causada por la intemperie, por lo que el antiguo conducto, excavado hace millones de años, por un crustáceo
, aparece ahora como un agujero, en algunos fragmentos de piedra caliza o arenisca.
En otras ocasiones, cuando la roca era un a caliza de crinoideos, el orifico existente, puede corresponder, al vacío dejado por la parte del tallo de crinoide que se desprendió de la matriz y algo parecido puede pasar cuando los fragmentos desprendidos corresponden a secciones del rostro de belemnites.



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